Cabalgo por las arenas desérticas, no encuentro tu manto caído, no encuentro rastros hacia donde has ido. Sin siquiera dudarlo sigo mis instintos, atravesando esta llanura indescifrable no lamentare estar sediento, no lamentare estas tempestades. Porque tan solo se Madre, que al encontrarte volvere a nacer. Alejandra Dimitriadis 24 de Agosto del 2008 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario